martes, 22 de noviembre de 2016

DECÁLOGO DEL ABOGADO

                                   
DECÁLOGO DEL ABOGADO
DE J. E. COUTURE
I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serán cada día un poco menos Abogado.
II. Piensa, El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe confiar en lo que tu le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proporcionarle que sea Abogado.

ORACIÓN POR LA PAZ DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Señor, hazme un instrumento de tu paz;
Donde haya odio, ponga amor;
Donde haya ofensa, perdón;

Donde haya discordia, unión;

Donde Haya error, verdad;
Donde haya duda, fe;
Donde haya desesperación, esperanza;
Donde haya tinieblas, luz;
Donde haya tristeza, alegría;

Oh! Divino Maestro,
Haz que yo no busque tanto.
Ser consolado como consolar.
Ser comprendido como comprender.
Ser amado como amar.

Por que dando es como se recibe.

Olvidándose de sí es como se encuentra
Perdonando se es perdonado.
Y muriendo se nace a la vida eterna.



Así sea.(AMEN)

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